Por qué lxs niñxs quieren dormir a upa nuestro?
Los seres humanos nacemos inmaduros en comparación a otros mamíferos. Tenemos necesidades, al comienzo de nuestra vida que solos no podemos satisfacer, por ejemplo, alimentarnos, transportarnos o cuidarnos. Durante 40 semanas lxs niñxs viven intraútero en movimiento, con sonidos suaves, voces atenuadas por el líquido amniótico y fluidos internos del cuerpo de la madre.
Tuvieron siempre la misma temperatura, no conocieron la sensación de hambre, la luz intensa, nunca sintieron dolor. Dormían y se despertaban a su ritmo. Todas estas situaciones cambian al nacer. Sabiendo esto, es esperable que después de ese paraíso lxs recién nacidxs no quieran quedarse solxs en una cuna que desconocen, silenciosa, quieta. Si comparamos la vida intraútero con las rutinas que pretendemos implementar extraútero, nos damos cuenta que nada tienen que ver unas con otras.
Lxs recién nacidos se adaptan al medio de manera paulatina. Mientras tanto, necesitan ser calmadxs por otro ser humano que tenga calor, movimiento y sonidos como los que escucharon en la panza. Un ser vivo con corazón, voz, respiración. En un ambiente cálido y tranquilo.
Esto sólo dura un tiempo, lxs niñxs cambian, no se malcrían por estar a upa, es una necesidad. Los brazos son el nexo para adaptarse. Estamos llenxs de mitos que nos condicionan en la crianza. De mandatos que nos dicen cómo criar. Relajémonos, seamos flexibles, respondamos sin culpa a las necesidades de nuestrxs hijxs.
Si ellxs se sienten segurxs, están calmadxs y si están calmadxs, nosotrxs también lo estaremos.
